スペインの18歳から34歳の若者の54%は、将来の人生設計の見通し(見透し?)が建たない、将来の夢が見えない?
Reportaje:vida&artes
Generación 'ni-ni': ni estudia ni trabaja
Los jóvenes se enfrentan hoy al riesgo de un nivel de vida peor que el de sus padres - El 54% no tiene proyectos ni ilusión
JOSÉ LUIS BARBERÍA 22 JUN 2009
Tan preparados y satisfechos con sus vidas, y tan vulnerables y perdidos, nuestros jóvenes se sienten presa fácil de la devastación laboral, pero no aciertan a vislumbrar una salida airosa, ni a combatir este estado de cosas. El dato asomaba hace poco, sin estrépito, entre los resultados de la última encuesta de Metroscopia: el 54% de los españoles situados entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. ¿Ha surgido una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar? Los sociólogos detectan la aparición de un modelo de actitud adolescente y juvenil: la de los ni-ni, caracterizada por el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar. "Ese comportamiento emergente es sintomático, ya que hasta ahora se sobrentendía que si no querías estudiar te ponías a trabajar. Me pregunto qué proyecto de futuro puede haber detrás de esta postura", señala Elena Rodríguez, socióloga del Instituto de la Juventud (INJUVE).
Algunos sociólogos detectan una atmósfera juvenil muy inflamable Economizan sus esfuerzos por miedo a la frustración
La incertidumbre se impone en el empleo y en la pareja
Sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios
Están predispuestos a aprovechar el momento, "aquí y ahora"
"La gente no tiene prisa en hacerse mayor", dice una voluntaria de ONG
La crisis ha venido a acentuar la incertidumbre en el seno de una generación que creció en un ámbito familiar de mejora continuada del nivel de vida y que ha sido confrontada al deterioro de las condiciones laborales: precariedad, infraempleo, mileurismo, no valoración de la formación. Las ventajas de ser joven en una sociedad más rica y tecnológica, más democrática y tolerante, contrastan con las dificultades crecientes para emanciparse y desarrollar un proyecto vital de futuro. Y es que nunca como hasta ahora, en siglos, se había hecho tan patente el riesgo de que la calidad de vida de los hijos de clase media sea inferior a la de los padres.
Ese temor ha empezado a extenderse, precisamente, entre la generación que de forma más abrumadora, siempre por encima del 80%, declara sentirse satisfecha con su vida. El virus del desánimo está minando la naturaleza vitalista y combativa de la gente joven aunque encontremos pruebas fehacientes individuales y colectivas de su consustancial espíritu de superación.
He aquí una muestra de resistencia a la adversidad extrema, junto a la prueba de cómo el discurso consumista ha resultado una trampa para tantos jóvenes audaces que creyeron en el maná crediticio y el crecimiento económico sin fin. "No podemos hacer frente a las hipotecas", resume Luis Doña, de 26 años, padre de una niña de 15 meses, presidente de la Asociación de Defensa de los Hipotecados, que pretende renegociar la deuda contraída con los bancos y recabar la ayuda de la Administración. Llevados por el entusiasmo de haber encontrado un empleo estable, como comercial de una multinacional, él y su compañera adquirieron hace cuatro años un crédito hipotecario de 180.000 euros a pagar en 30 años para comprar un piso. "Teníamos que abonar 800 euros al mes, pero es que ya estábamos pagando 600 de alquiler. Hace un año, de buenas a primeras, nos quedamos los dos sin trabajo y ya se nos ha agotado el paro. Hemos conseguido que el banco nos cobre únicamente los intereses de la deuda, pero es que son 560 euros al mes y no los tenemos, porque no nos sale nada. ¿Desmoralizados? Lo que estamos es desesperados y eso que nuestro caso no es tan dramático como el de otras familias que han sido desahuciadas, han tenido que refugiarse en casa de su madre o su suegra".
Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla, cree que la falta de ilusión hay que interpretarla, no tanto por los efectos de la crisis, como por el cambio cultural producido con anterioridad. "El modelo de vocación profesional que implicaba un proyecto vital de futuro y un destino final conocido, con sus esfuerzos y contraprestaciones, ha desaparecido. Ahora, la incertidumbre se impone en el trabajo y en la pareja y no está claro que la dedicación, el compromiso, el estudio o el título, vayan a tener su correspondiente compensación laboral y social", afirma. Si la pregunta clásica de nuestros padres y abuelos: "¿Y tú, que vas a ser?" pierde fundamento, se entiende mejor que los esfuerzos juveniles respondan, más que a la ilusión por un proyecto propio, al riesgo de quedar descartado. "Si no estudio, si no hago ese master...". Según el informe Eurydice, de la Unión Europea, sólo el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo acorde con sus estudios.
A los jóvenes no les resulta emocionalmente rentable comprometerse en un proyecto de vida definido porque piensan que estaría sometido a vaivenes continuos y que difícilmente llegaría a buen puerto. "Aplican la estrategia de flexibilizar los deseos y de restar compromisos; nada de esfuerzos exorbitantes cuando el beneficio no es seguro. Como el riesgo de frustración es grande, prefieren no descartar nada y definirse poco", explica Eduardo Bericat. A eso, hay que sumar un acusado pragmatismo -nuestros chicos son poco idealistas-, y lo que los expertos llaman el "presentismo", la reforzada predisposición a aprovechar el momento, "aquí y ahora", en cualquier ámbito de la vida cotidiana. De acuerdo con los estudiosos, esa actitud responde tanto a la sensación subjetiva de falta de perspectivas, como al hecho de que el alargamiento de la etapa juvenil invita a no desperdiciar "los mejores años de la vida" y a combinar el disfrute hedonista con la inversión en formación.
A falta de datos sobre el alcance del "síndrome ni-ni", el catedrático de Sociología de Sevilla explica que el pacto implícito entre el Estado, la familia y los jóvenes, pacto que compromete al primero a sufragar la educación y a la segunda a cargar con la manutención, alojamiento y ocio, hace creer a algunos jóvenes que en las actuales circunstancias pueden retrasar la toma de la responsabilidad. "Desarrollan una actitud nihilista porque no se les exige estar motivados, ni asumir responsabilidades y hay redes y paraguas sociales. En las convocatorias para cubrir plazas de becarios, me encuentro con aspirantes de treinta y tantos y hasta de cuarenta años, y lo curioso es que esos becarios se comportan como becarios. Es la profecía autocumplida. Si les llamas becarios y les pagas como tales terminarán convirtiéndose en becarios. Lo que me preocupa es la infantilización de la juventud", subraya.
"Los jóvenes de ahora no son capaces de arriesgar, son conservadores", constata Elena Rodríguez. ¿La tardía emancipación juvenil española (bastante por encima de los 30 años de media) es, sobre todo, fruto de la inestabilidad y precariedad del mercado laboral o consecuencia de ese supuesto conservadurismo? Aunque la diversidad y pluralidad de la juventud aconseja huir de las visiones unívocas, no se puede perder de vista que ellos no han tenido que vencer los obstáculos de las generaciones precedentes. "Miramos con descrédito la vida que nos ofrece la sociedad. Nuestros padres trabajaron mucho y se hipotecaron de por vida, pero tampoco les hemos visto muy felices. No es eso lo que queremos. La gente tiene pocas prisas para hacerse mayor", explica Letizia Tierra, voluntaria de una ONG. Por lo general, las personas que trabajan en asociaciones de ayuda juvenil tienden a repartir sus juicios con la medida de la botella medio llena, medio vacía.
"En el CIMO (Centro de Iniciativas de la Juventud) vemos apatía y falta de ilusión generalizada. Muchos de los 200.000 nuevos titulados universitarios anuales afrontan con pesimismo la búsqueda de empleo. Saben que hay un elevado porcentaje de puestos de cajeros, reponedores, almacenistas, dependientes, etcétera ocupados por diplomados o licenciados", afirma Yolanda Rivero, directora de esa asociación que atiende a diario a más de 600 jóvenes. Con todo, descubre también a muchos jóvenes capaces de adaptarse y de asumir retos y riesgos. "La generación JASP (jóvenes sobradamente preparados) tiene la ventaja de su mayor formación. A la vista del panorama, continúan formándose, viajan, trabajan, de camarero, si es preciso, para pagarse un master y aprovechan sus oportunidades, aunque, eso sí, en casa de papá y mamá hasta los 35 años, por lo menos".
El catedrático de Psicología Social Federico Javaloy, autor del estudio-encuesta de 2007, Bienestar y felicidad de la juventud española, cree probado que nuestros jóvenes no son apáticos y desilusionados, aunque lo estén, por contagio ambiental. "Lo que pasa es que rechazan el menú laboral que les ofrecemos. El fallo es nuestro, de nuestra educación y nuestros medios de comunicación", sostiene. Aunque las ONG encauzan en España las inquietudes que los partidos políticos son incapaces de acoger, tampoco puede decirse que la participación juvenil en ese campo sea extraordinaria. "Algo menos del 10% de los jóvenes participa en algún tipo de asociación, deportivas, en su mayoría, pero el porcentaje que lo hace en las ONG no llegará, seguramente, al 1%", indica el catedrático de Sociología de la UNED, José Félix Tezanos. Autor del estudio Juventud y exclusión social, Tezanos detecta entre los jóvenes una atmósfera depresiva, un proceso de disociación individualista, condensado en la expresión "sólo soy parte de mí mismo" y el debilitamiento de la familia. "Se está produciendo una gran quiebra cultural. Los componentes identitarios de los jóvenes no son ya las ideas, el trabajo, la clase social, la religión o la familia, sino los gustos y aficiones y la pertenencia a la misma generación y al mismo género; es decir: elementos microespaciales, laxos y efímeros", subraya.
El sociólogo de la UNED se pregunta hasta cuándo aguantará el colchón familiar español y qué pasará cuando se jubilen los padres que tienen a sus hijos viviendo en casa. A su juicio, el previsible declive de la clase media, la falta de trabajos cualificados -"el bedel de mi facultad es ingeniero", indica-, el becarismo rampante, la baja natalidad y el desfase en gasto social respecto a Europa están creando una atmósfera inflamable que abre la posibilidad de estallidos similares a los de Grecia o Francia. "Podemos asistir al primer proceso masivo de descenso social desde los tiempos de la Revolución francesa", augura.
Más apocalíptico se manifiesta Alain Touraine en el prólogo del libro de José Félix Tezanos. "Nuestra sociedad no tiene mucha confianza en el porvenir puesto que excluye a aquellos que representan el futuro" (...) "Se piensa que los jóvenes van a vivir peor que sus padres", escribe el intelectual francés. Y añade: "Avanzamos hacia una sociedad de extranjeros a nuestra propia sociedad" (...) "Si hay una tendencia fuerte, es que tendremos un mundo de esclavos libres, por un lado, y a un mundo de tecnócratas, por otro" (...) "Los jóvenes tienen que trabajar de manera tan competitiva, que se acaban rompiendo (...) No están sólo desorientados, es que, en realidad, no hay pistas, no hay camino, no hay derecha, izquierda, adelante, detrás".
Nadie parece saber, en efecto, con qué se sustituirá la vieja ecuación de la formación-trabajo-estatus estable, si, como pregonan estos sociólogos, la educación en la cultura del esfuerzo toca a su fin y gran parte de los empleos apenas darán para malvivir. Aunque estamos ante una generación pragmática que no ha soñado con cambiar el mundo, muchos estudiosos creen que la juventud no permitirá, sin lucha, la desaparición de la clase media. "El mundo que alumbró la Ilustración, la Revolución francesa y la Revolución industrial está agotado. La superproducción y la superabundancia material en estructuras de gran desigualad social carecen de sentido, hay que repensar muchas cosas, construir otra sociedad", afirma Eduardo Bericat.
Las dinámicas encaminadas a establecer nuevas formas de relaciones personales, la búsqueda de una mayor solidaridad y espiritualidad, más allá de los partidos y religiones convencionales, los intentos de combatir la crisis y de conciliar trabajo y familia, el ecologismo y hasta el nihilismo denotan, a su juicio, que algo se mueve en las entretelas de esa generación. "Son alternativas que, aisladamente, pueden resultar peregrinas, pero que, en conjunto, marcan la búsqueda de un nuevo modelo de sociedad", dice el profesor. ¿Será posible que esta juventud supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea la llamada a abrir nuevos caminos?
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Feature: Life & Arts
Generation 'neither-nor': neither in school nor working
Young people today face the risk of a worse standard of living than their parents - 54% has no projects or illusion
JOSÉ LUIS BARBER 22 JUN 2009
As prepared and satisfied with their lives, and so vulnerable and lost, our young people are easy prey to the devastation labor, but they fail to envision a graceful exit, or to combat this state of affairs. The looming figure recently, without noise, between the results of the latest survey of Metroscopia: 54% of the Spanish located between 18 and 34 say they have no one on the project feel particularly interested or excited. Has there been a generation apathetic, devitalized, indolent, cradled in the familiar comfort? Sociologists detect the emergence of a model of adolescent and youth: that of the ni-ni, characterized by the simultaneous refusal to study and work. "This emergent behavior is symptomatic, because until now it was understood that if you did not want to study you wore to work. I wonder what future project might be behind this position," said Elena Rodriguez, a sociologist at the Institute of Youth (INJUVE) .
Some sociologists detect highly flammable youthful atmosphere economize their efforts for fear of frustration
Uncertainty prevails in employment and in the couple
Only 40% of college students have an activity consistent with their studies
Are predisposed to seize the moment, "here and now"
"People no hurry to grow up," says a volunteer NGO
The crisis has accentuated the uncertainty within a generation raised in a family of continuous improvement of living standards and has been confronted to the deterioration of working conditions: job insecurity, underemployment, mileurista, no training valuation . The advantages of being young in a richer society and technology, more democratic and tolerant, in contrast to the growing difficulties to emancipate and develop a vital project for the future. And it is never as now, for centuries, had become so clear risk that the quality of life of middle-class children is less than that of the parents.
That fear has begun to spread, precisely, between the generation that more overwhelming, always above 80%, says she is satisfied with her life. The virus is undermining discouragement lively and combative nature of young people but we find strong evidence of their individual and collective spirit to overcome inherent.
Here is a sample of extreme adversity resistance, along with proof of how consumerist discourse has proved a trap for many young people who believed in bold manna credit and endless economic growth. "We can not deal with mortgages," says Luis Dona, 26, father of a 15-month, president of the Association for the Defence of the mortgage, which aims to renegotiate debt with banks and enlist the help of Administration. Driven by the excitement of finding a stable job as a multinational business, he and his partner four years ago acquired a mortgage of € 180,000 payable in 30 years to buy a flat. "We had to pay 800 euros a month, but we were already paying 600 rent. A year ago, all of a sudden, we were both out of work and we have already been exhausted unemployment. We managed the bank charge us only the interest on the debt, but they are 560 euros per month and we do not have, because we did not get anything.? Demoralized? What we are is desperate and that our case is not as dramatic as that of other families who have been evicted, had to take refuge at her mother or her mother. "
Eduardo Bericat, Professor of Sociology at the University of Seville, believes that the lack of enthusiasm should be interpreted not so much by the effects of the crisis, for cultural change occurred previously. "The model of professional vocation involving a vital project for the future and a final destination known, with their efforts and considerations, has disappeared. Now, uncertainty prevails in the workplace and in the family and it is not clear that the dedication, commitment, the study or the title, will have a corresponding compensation and social, "he says. If the classic question of our parents and grandparents: "And you, you're going to be?" lost ground, is best understood respond youth efforts, rather than the illusion of a personal project at risk of being dismissed. "If you do not study, if I do the master ...". According to the report Eurydice, the European Union, only 40% of Spanish university students have a job commensurate with their education.
Young people do not find it profitable emotionally engage in a defined life plan because they think it would be subject to continuous fluctuations and hardly come to fruition. "Apply flexible strategy desires and commitments subtract; nothing exorbitant efforts when the benefit is uncertain. As the risk of frustration is large, prefer not to rule anything out and defined little" explains Eduardo Bericat. To that, there is also a defendant pragmatism our kids are little idealistic, and what experts call "presenteeism", the enhanced predisposition to seize the moment, "here and now", in any area of everyday life. According to scholars, this attitude reflects both the subjective feeling of lack of prospects, and the fact that the lengthening of the juvenile stage invites not wasting "the best years of life" and hedonistic enjoyment combined with investment in training.
A lack of data on the extent of the "syndrome ni-ni", Professor of Sociology at Sevilla explained that the implicit pact between the state, family and youth, covenant undertakes to pay for education first and second to load with food, accommodation and entertainment, some young people to believe that in the current circumstances may delay taking responsibility. "Develop a nihilistic attitude because they are not required to be motivated, or assume responsibility and social networks exist, and umbrellas. Calls in to fill places of fellows, I meet aspiring thirties and even forties, and the funny thing is these fellows as interns behave.'s the self-fulfilling prophecy. If you call them interns and pay them as such fellows end up becoming. What worries me is the infantilization of youth ", he stresses.
"The youth of today are not willing to risk, are conservative," notes Elena Rodriguez. Does the Spanish youth emancipation late (well above the 30 year average) is mainly the result of instability and insecurity in the labor market or consequence of this assumption conservatism? Although the diversity and plurality of youth flee the visions advised univocal, you can not forget that they have not had to overcome the obstacles of previous generations. "We look to discredit the life that society offers us. Our parents worked hard and were mortgaged for life, but we have not been very happy.'s Not what we want. People have little rush to get older," says Letizia Earth, an NGO volunteer. Generally, people who work in juvenile aid associations tend to distribute their judgments to measure the glass half full, half empty.
"In the CIMO (Centre for Youth Initiatives) shows apathy and lack of widespread illusion. Many of the 200,000 new graduates faced with pessimism annual job search. Know that there is a high percentage of cash positions, shelf stackers, warehouse , dependents, etc. held by graduates or graduates, "says Yolanda Rivero, director of the newspaper association that serves more than 600 youth. Yet many young people discover also able to adapt and take on challenges and risks. "The generation JASP (young amply prepared) has the advantage of more training. Panorama view, continue to form, travel, work, waiter, if necessary, to pay for a master and exploit its opportunities, but, yes , at Dad and Mom to 35 years, at least. "
Professor of Social Psychology Javaloy Frederick, author of the study-2007 survey, wellbeing and happiness of Spanish youth, believed proved that our young people are not apathetic and disillusioned, but they are, by environmental contamination. "What happens is that they reject the job menu we offer. The fault is ours, our education and our media," he says. Although NGOs channeled in Spain concerns that political parties are unable to host, can not be said that youth participation is extraordinary in that field. "Just under 10% of young people involved in some type of association, sport, mostly, but the percentage that does not come in NGOs certainly 1%", said Professor of Sociology at the Open University, Jose Felix Tezanos. Youth study author and social exclusion among young Tezanos detects depressive atmosphere, a dissociation process individualistic, condensed in the phrase "I'm just part of me" and the weakening of the family. "There is a great culture bankruptcy. Components identity of young people are no longer ideas, work, class, religion or family, but tastes and hobbies and belonging to the same generation and the same genus ie: microspatial elements, lax and ephemeral, "he stresses.
The UNED sociologist wonders how long the mattress will hold Spanish family and what happens when they retire parents who have their children living at home. In his view, the expected decline of the middle class, the lack of skilled jobs - "the janitor at my school is an engineer," he says-the becarismo rampant, the low birth rate and the gap in social spending over Europe are creating a flammable atmosphere that opens the possibility of outbreaks similar to those of Greece or France. "We attend the first massive process of social decline since the days of the French Revolution," he predicts.
More apocalyptic Alain Touraine is manifested in the preface to José Félix Tezanos. "Our society does not have much confidence in the future since it excludes those who represent the future" (...) "It is thought that young people will live worse than their parents," writes the French intellectual. He adds: "We are moving towards a society of foreigners to our own society" (...) "If there is a strong trend is that we will have a world of free slaves, on the one hand, and a world of technocrats, on the other" ( ...) "Young people have to work so competitive, that just broke (...) are not only misguided, is that, in reality, no clues, no way, no right, left, forward behind. "
Nobody seems to know, in effect, to be replaced with the old equation-job training-stable status, if, as touting these sociologists, education in the culture of effort coming to an end and most of the jobs will just for malvivir. Although this is a pragmatic generation that has not dreamed of changing the world, many scholars believe that youth are not permitted without struggle, the disappearance of the middle class. "The world that illuminated the Enlightenment, the French Revolution and the Industrial Revolution is exhausted. Overproduction and material overabundance desigualad large social structures are meaningless, we must rethink many things, build another society," says Eduardo Bericat.
The dynamics aimed at establishing new forms of relationships, the search for greater solidarity and spirituality, beyond conventional parties and religions, attempts to combat the crisis and to reconcile work and family, environmentalism and even nihilism denote in his view, that something is moving in the intricacies of that generation. "There are alternatives that, in isolation, can be outlandish, but that together, make a search for a new model of society," says the professor. Is it possible that this youth allegedly accommodative refractory to utopia is the call to break new ground?
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